MIRADA ATRÁS, SONRIENDO

MIRADA ATRÁS, SONRIENDO

A veces vivir, sentir, recordar nuestra infancia, lejos de ser algo dulce y alegre, se torna oscuro y doloroso y alegamos (que aunque nuestra infancia fuera horrible, incluso hay quien siente que sus padres no les quisieron o no les trataron bien), afirmamos que ya pasó, que bueno en ocasiones ya no nos tratamos con la familia o si lo hacemos aunque somos conscientes de nuestro pasado mantenemos una relación "normal" o más bien normalizada.

Hoy me he puesto a hablaros de esto porque creo que es importante que reconozcamos cada uno de nosotros, en nosotros mismos, la necesidad de evolucionar esa parte de nuestra vida que ya está en el pasado y que intentamos mirar de reojo para que no duela creyendo que así las heridas permanecerán cerradas.

Pero no es cierto, la verdad reside en cada uno de nosotros y es mucho más amplia y mucho más cruda que estas afirmaciones, porque el pasado forma parte de quienes somos hoy en día y aunque es cierto que no debemos vivir atrapados en el pasado ni soñando el futuro sino disfrutando el presente, no podemos negar que una parte de nosotros tiene improntas como resultado de las experiencias vividas y que a veces esas improntas son negativas y limitantes y condicionan la posible expansión de nuestro ser de nuestra alma de nuestro pensamiento y de necesidades tan básicas como la libertad.

Si miramos de frente esas emociones esas vivencias atrapadas en el pasado podemos encontrar pesadas cadenas, heridas aún abiertas y conflictos por resolver pero no tiene por qué significar que el proceso para sanarlo sea doloroso, interminable o difícil.

Contamos con muchas herramientas, con muchas posibilidades terapéuticas para emprender ese camino de sanación sobre todo de nuestro niño interior y estoy segura que cualquiera es válida para llegar a conseguir con facilidad y sin necesidad de añadir sufrimiento, que nos liberemos de esa pesada carga que a pesar de ser invisible a veces deja una huella profunda en cada paso que damos.

Hoy te quiero invitar a que mires a los ojos a tu niño interior, a que intentes sentir todo el dolor que él siente y que con completa confianza le digas que le vas a ayudar a sanar, que añadas luz a todas esas sombras, y a que sea el mejor compañero de camino en tu recorrido por esta vida.

Te imaginas que bello debe ser mirar hacia atrás y ver todas esas experiencias desde la aceptación, desde la compasión y desde el amor sintiéndote liberado de todo el dolor, reconciliado con todos tus tiempos, espacios, dimensiones, con todo tu ser y todos aquellos que han participado en la historia de tu vida?

Pues es posible, solo tienes que empezar a querer cambiar aquella historia de color y llenar de luz cada rincón de tu alma infinita.

Espero que disfrutes mucho de este viaje hacia tu bienestar, tu Paz y tu equilibrio y como te digo siempre recuerda que no estás solo y si me necesitas para acompañarte en algún tramo simplemente silba.

Mayka